miércoles, 10 de octubre de 2012


                                                               
Vamos a pensar un principio. Lo sigo oyendo incluso tapándome los oídos  La historia sigue en blanco pero pronto será de otro color. Mi único objetivo: volar a tu lado, pero con una compañía barata. Últimamente mis bolsillos tienen más agujeros que el queso de gruyer. Y mira que yo de quesos sé mucho, tanto como de sepsu, de películas de amor, o de la soledad. El caso es que por mucho que sepamos, que nos comamos más roscos que los de pasapalabra, o nos bañemos en un mar de dudas, los ratones más exquisitos siguen comiendo gruyer. Y ese queso debería estar prohibido. Como cuando dejas tu firma en la mesa de tu clase de filosofía cada día, la borran y tu la vuelves a escribir. Terminarán por quitarte la mesa, y lo siguiente será quitarte la firma, como cuando te roban el sitio, tu bolígrafo del estuche, tu nuevo móvil un sábado noche o mismo el corazón. Que se te queda esa cara de estúpido solo comparable a cuando te das cuenta de que los Reyes Magos son los padres, suspendes tu asignatura favorita o cuando te caga una gaviota por la calle.



Porque no todos tenemos un iphone, una casa en Cadaqués, un millón de euros en el banco, un diez en todas las asignaturas o el pelo rubio. Pero todos sabemos poner cara de estúpido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario